Arquitectura religiosa


Iglesia de San Andrés

La iglesia parroquial está dedicada al patrón de la villa, San Andrés. Su construcción se realizó entre 1539 y 1728 en tres etapas, compartiendo varios estilos que van desde el gótico tardío al barroco.

Es de piedra sillar y presenta dos portadas. La principal se encuentra en la fachada occidental, cuenta con anchas pilastras almohadilladas y es una obra de 1665 de Tomás y Sebastián de Agüero. En la parte superior hay una hornacina con una imagen del titular, realizada en 1693.

En la zona sur está la “Puerta de San Miguel”, que actualmente permanece tapiada. Pertenece a la primera etapa de construcción del templo y fue construida con columnas estriadas encima de altos basamentos prismáticos. Posee un relieve debajo de un frontón triangular con una imagen de San Miguel, que algunos fechan en el Siglo XVII.

La obra en conjunto es de planta rectangular con tres tramos y cabecera en forma de medio hexágono. Los contrafuertes aparecen muy salientes y lo cubre una bóveda estrellada. Cuenta también con una torre de dos cuerpos y planta cuadrada. Se cubre con una pirámide escalonada de piedra, que fue terminada en 1690 por Juan Gómez de Barcena y su hijo Marcos.

El retablo Mayor pertenece al Renacimiento. Su construcción denota una gran austeridad y equilibrio. Posee una hornacina con arcos de medio punto y plafones enmarcados. Las columnas son de estilo jónico y corintio. El bancal es bajo y sobre él se sitúan cinco pisos, con cuatro calles los inferiores, y tres el superior. Con el sagrario, obra de Juan de Alvarado en 1579, se fabricó el elemento más atrayente del retablo. El conjunto lo finalizaron Juan de Alvarado y Juan Gómez de barcena en 1594.

En el Crucero hay otros dos retablos barrocos con columnas salomónicas y capiteles corintios dedicados a San Pedro, a la izquierda, y San Juan a la derecha. Ambos los realizó José de Mendieta en 1690, junto al escultor Pedro de Arenalde. La sacristía nos enseña una planta cuadrangular con paredes en arco y una bóveda en forma de cúpula semiesférica. El baptisterio, cuenta con una hermosa pila gótica dentro de una capillita cerrada con artística reja y decorada con pinturas de 1757. Hay una imagen sedente del Siglo XVI de la Virgen de las Uvas.

En el coro, se coloca el notable órgano barroco recientemente restaurado, construido hacia 1735.

Ermitas

Este municipio llegó a tener tres ermitas: San Roque, San Torcuato y Santa María de Villabuena.

Ermita de San Torcuato

La ermita de San Torcuato, dedicada al patrón de Villabuena, está situada en el lado norte de la localidad, se trata de un edificio consolidado y bien cuidado. Su construcción es rectangular, muros de mampostería, recorridos en su entorno, a media altura, por una línea divisoria, marcando una parte inferior del muro de mayor anchura que la superior. Sobre su cornisa sencilla se asienta el tejado a cuatro aguas, sobre cuyo muro cabecero se asienta una espadaña esbelta, con varias molduras que inscriben el vano de la campana. La coronan tres florones y en el del centro se enclava la cruz. En cuanto a vanos en los muros, el de ingreso por puertas de acceso es adintelado, amplio y sencillo. También consta de otros vanos oculares en la parte superior meridional y cabecera al este.

El interior cuenta con un espacio en la cabecera, a modo de sacristía, en la que actualmente se guarda la antigua puerta de la ermita. En la pared existen pinturas de lienzos colgantes, que entornan un pequeño retablo, con caja única. En ella se acoge la imagen de San Antonio. A su derecha, exenta del retablo, la imagen de San Torcuato con vestidos e insignias episcopales.

Que el retablo lo ocupe San Antonio Abad, y no el patrón, quizás se deba a la fuerza con la que se extiende el culto a dicho beato, como protector de los campos y ganados, especialmente en el siglo XVIII.

La pila benditera, bajo concha y sobre ésta una cruz también tallada, todo ello de una pieza; originario del tiempo de la ermita.

La ermita de San Torcuato ha pasado por varios momentos en los que ha estado a punto de desaparecer a lo largo de la historia. Desde 1554, los vecinos de la localidad llevan luchando para mantener la ermita que hace honor a su patrón. Tras diversas etapas en las que ha estado en uso y otras en las que se ha pedido su reparación, es en 1977, cuando cambia por completo el futuro de la ermita. Entre la Parroquia y Obispado, Ayuntamiento y Diputación intentan dar solución al estado ruinoso en el que se encuentra, descartando en todo momento su enajenación. Finalmente, los esfuerzos obtienen sus frutos en 1997, cuando se restaura la ermita en la que actualmente los vecinos de Villabuena rinden homenaje a su patrón cada 15 de mayo.

San Torcuato fue el primero del grupo de los siete evangelizadores enviados desde Roma por los santos apóstoles Pedro y Pablo. Se sitúa en la Bética, Andalucía, una de las primeras provincias romanizadas y, por tanto, posteriormente evangelizadas. Fue obispo en Guadix. La tradición mozárabe lo veneró como doctor en la fe y título del martirio. Corresponde al santoral, culto y ritual propio de la península, anterior al siglo XI. Una muestra de su fama y devoción a su persona es su presencia en Villabuena, como patrono.

Ermita de Santa María

Cuenta también con una forma rectangular. Está cubierta con una bóveda de lunetos en los tramos inferiores, mientras que permanece lisa y de ladrillos en los superiores. Fue restaurada en 1959, aunque en origen fue románica de transición a gótico. De su época conservan un ventanal, un canecillo que se colocó sosteniendo la pila del agua bendita, un friso de piedra bajo el pedestal de la Virgen y su imagen, así como la puerta de acceso, de arco apuntado. Existe una “Andra Mari” del siglo XIV: Santa María de Villabuena.