Arquitectura

Villabuena se distribuye fundamentalmente en torno a calles largas, paralelas, que siguen las curvas de nivel y de su espacio ancho junto al río, donde se levanta la iglesia parroquial.

Uno de los aspectos más destacables del municipio son las numerosas casas renacentistas, notables casonas y palacetes de nobles fachadas de piedra sillar, ornadas con buenos escudos y pequeños escudetes, edificadas entre los siglos XVII y XIX.

Casa del Indiano»

Se trata del Palacio de Peciña Samaniego, conocido como “La casa del Indiano”. Es una obra de Andrés de Bença, que lo levantó entre 1608 y 1610, por orden de Pedro Peciña Samaniego, arcediano y canónigo de Santiago de Compostela. Llegó a ser morada de algunos importantes personajes carlistas originarios de la localidad, como Francisco de Paula Rivas.

Es un edificio formado por dos cuerpos: una planta baja y un piso sobre solar rectangular, añadido de una torre de más altura que el resto, que posee los elementos constructivos más ricos. Dicha torre dispone de un acceso en arco de medio punto enmarcado por pilastras toscazas y en la parte superior otros dos arcos de medio punto que forman una galería. Se cubre con frontón curvo partido de volutas rematado por pináculos. En la clave del arco existe un relieve romanista de Santiago de Compostela policromado. El vano encima del acceso es moldurado en oreja, con pequeña cornisa sobre canes. En su última planta se abren dos vanos en arcos de medio punto, conformando una logia.

En lo que al interior se refiere, queda regulada por la caja de la escalera, coronada por una pequeña lucera que da luminosidad a la magnífica y espaciosa escalera. Su barandilla, con los balaustres bien torneados, gradas de piedra en sus primeros tramos y revestidos de cerámica en el resto, la realzan.

Casa Marqués de Solana»

Próxima a esta mansión se sitúa la del Marqués de la Solana, obra básicamente realizada en el Siglo XVI y luego ampliada en el XVIII con dos alas. Una de éstas, formando un pequeño ángulo con la otra y el cuerpo central que está en línea. Crean de esta manera dos fachadas, una principal, más antigua y orientada hacia la calle Santiago, y la secundaria que se sitúa en la calle Mayor.

Sin el concurso de las alas es de suponer que este palacio tuviera en el siglo XVI, ciertas pretensiones y prestancia de torreón, dada su altura. Es un palacio de gran volumen, levantado en solar exento, de planta rectangular. Consta de tres plantas y cubierta a tres aguas. Su construcción es buena, por los que mantiene de forma excelente la gran parte de los aspectos de su obra primitiva.

Como en la mayoría de las residencias palaciegas de su tiempo, los vanos de la planta baja se ciñen exclusivamente al acceso. En este caso posee dos accesos, el principal es renacentista. En la primera planta existen dos balcones que constatan la buena labor de herrería y carpintería realizada. Sobre ellos se hallan dos pequeños vanos con alféizares salientes y labrados; al igual que el resto de los vanos de la planta alta.

Sobre el acceso luce un escudo de armas, trasplantado allí en el siglo XVIII. Luce policromía y es cuartelado. Contiene una cruz de banda atravesada por una espada con la siguiente leyenda en la orla: “Esta espada quebrada más mi fe no faltara”, tres fajas con bordura de cadenas, castillo y dos torres sobre ondas, y cadena engolada con borbura de castillos.

En la tercera planta de una de las alas, se abre una solana de cuatro vanos entre pies derechos de madera y sencilla barandilla de hierro como protección.

La casa esconde en su interior detalles de gran calidad. En el portal, conserva magnífica y original su escalera de dos tramos con tronera en el descansillo. El pavimento del portal permanece fastuoso debido a su buena conservación y a las formas geométricas que lo forman. Así mismo conserva dos escudos de armas. Uno, coetáneo con el edificio antiguo, muestra dos lobos cebados, pasantes; y el otro, que puede ser de comienzos del XVII es cortado y medio partido de aspas de San Andrés, cadenas de Navarra y dos lobos cebados pasantes.

Frente a este edificio, en la carretera, existe una humilde entrada a un huerto que conserva un blasón de espada traspasado, banda y bordura de cadenas. Hasta los primeros años de la década de los cuarenta de este siglo, se accedía al huerto mediante puente sobre la carretera.

La casa de la plaza

El lado norte de la plaza del Árbol de Gernika está ocupado por un edificio del siglo XVIII o XIX. Es de planta rectangular con cubierta a tres aguas. Cuenta con tres plantas en sillería y su fachada es simétrica. Como en las anteriores luce dos escudos, pero uno de ellos sin historiar, el otro contiene un perro amarrado a un árbol y orla de veneras y aspas.

La distribución interior queda ordenada por su amplia y magnífica escalera, coronada por una cúpula con una pequeña lucera. Las gradas de la escalera, en su primer y segundo tramo, son de piedra y llevan revestimiento rojo con franja de madera en las aristas. Este mismo cerámico se repite en el suelo de los pisos. La barandilla es de madera con los balaustres torneados y la columna de arranque de la escalera es de piedra y muy peculiar.

Plaza y Ayuntamiento

El Ayuntamiento se localiza en la plaza sobre un solar con rampa y escaleras. Consta de tres plantas en sillarejo. En su última planta y en la fachada orientada hacia la plaza luce un escudo de Castilla y León. En la primera planta, en la actualidad se sitúa la Botika.

Y de los elementos más clásicos dentro del núcleo urbano, saltamos al diseño más moderno y minimalista. Importante contraste entre extremos que denota la facilidad con la que Villabuena se adapta a los cambios.

La plaza del Árbol de Gernika es un ejemplo de ello. Constituye uno de los elementos fundamentales del municipio y la de la sus gentes. Es el centro neurálgico de la localidad, donde se desarrolla gran parte de la vida social de los vecinos. Ha sido transformada hace a penas unos años renovando la imagen de la villa.

Su situación es excelente, puesto que en torno a ella encontramos la Casa de Cultura, la Botika, el Ayuntamiento, la Iglesia, la Casa de los Diezmos y el Hotel Viura, reclamo de turistas y admiradores de la arquitectura más vanguardista.

Es de forma rectangular, cuenta con un amplio lugar de juegos y de descanso que comunica con el frontón y las piscinas municipales a través del puente, por el que se puede disfrutar de un bonito paseo hasta la zona de las bodegas, situada en el sur de la villa. Otra de las salidas une al resto del pueblo con escaleras y rampa.

Dolmen de “El Montecillo”

La localidad sigue sorprendiendo a vecinos y turistas, ya que a finales del 2009, un vecino de Villabuena de Álava, descubrió el Dolmen de “El Montecillo”. Inmediatamente, los miembros del Área de Prehistoria de la Universidad del País Vasco, Javier Fernández Eraso y José Antonio Mujika Alustiza, comenzaron la revisión y el estudio de dicho hallazgo.

El sepulcro de corredor del Montecillo se encuentra entre dos viñedos. Cuenta con características similares a los otro siete que existen en la Rioja Alavesa. Está deformado y semi cubierto por un morcuero de formación reciente. La entrada al corredor está oculta por un muro que separa ambas fincas. Su situación ha favorecido la buena conservación en la que se encuentra.

Lo componen una cámara formada por cinco ortostatos y un corredor del que sólo se conservan dos. La cámara de forma poligonal presenta unas dimensiones de 2’10 metros de anchura de norte a sur por 2’35 metros de este a oeste.

El conjunto dolménico reposa directamente sobre los estratos areniscos de base, comunes en toda la Rioja Alavesa. En el interior de la cámara se practicó un cráter de con el fin, probablemente, de aumentar la capacidad de la cámara funeraria.

El túmulo está formado por acumulaciones de piedras de arenisca y arena procedente de la degradación de la anterior. No resulta una estructura simétrica ya que, hacia el oeste se prolonga y tanto al sur como al este está desmontada, probablemente durante los trabajos de acondicionamiento del viñedo en el que se encuentra. Sin duda está recrecido al haber sido utilizado como morcuero.

Además, al estar asentado sobre arenisca los restos óseos han desaparecido casi en su totalidad.

Durante los trabajos de investigación se encontraron y recuperaron importantes piezas, como; huesos humanos, del tarso, algunas piezas dentarias, así como una vértebra cervical de un individuo juvenil. Por lo que a otro tipo de resto arqueológico se refiere se rescataron dos fragmentos de cerámica de tipo campaniforme que correspondientes a un vaso y una cazuela respectivamente. Además de eso, se encontraron dos pequeños fragmento de “terra sigillata hispánica” y carbones bajo la losa de cabecera.

Estos hallazgos fueron decisivos, puesto que, uno de los restos óseos recuperados se utilizó para su datación mediante C-14. La muestra fue enviada al laboratorio Beta de Miami (USA), que determinó que el dolmen data de comienzos de la Edad de Bronce. Teoría que, es apoyada por los fragmentos de cerámica campaniforme de tipo ciempuzuelos, muy similar en su factura a otros localizados en estratigrafía estable en los abrigos de la Sierra de Cantabria, que determinan que, pudo estar en uso, al menos, en un periodo que comprende el Calcolítico y los comienzos de la Edad del Bronce.

Al haber encontrado los fragmentos de cerámica romana bajo la losa de cabecera, caída en el interior de la cámara, es posible que el colapso de la estructura se produjera con posterioridad a la época clásica y tal fuera en aquel momento cuando se saqueó el conjunto funerario.