Los lagares rupestres se encuentran diseminados por Rioja Alavesa.
Se localizan, por lo general, en zonas elevadas y frecuentemente asociados a antiguas ermitas, cementerios o despoblados. Se trata de construcciones de forma redondeada excavadas en la roca arenisca del substrato, cuyo diámetro supera por poco el metro y su profundidad ronda los 30 cm, constituyendo una pileta destinada a la obtención del mosto mediante el pisado de las uvas. De esta pileta salía un canal por el que el mosto era conducido a un depósito llamado torco.
Se construyeron entre los siglos IX al XII y algunos estuvieron en uso hasta el siglo XVIII.